sábado, 25 de mayo de 2013

El pan nuestro de cada día









Tal vez esto sea más habitual en nuestro país que en otros universos parelelos de nuestro entorno. Siempre se ha dicho que, salvo excepciones, quizás típicas de la Europa del sur, en el resto del continente se conduce mejor que aquí, que allí se respetan las nomas, etc…

Resulta que una británica, loca o no, al borde del climaterio, con unas copas de más o ferviente seguidora de Farruquito, se lleva por delante a un ciclista, convencida de que los que circulan sobre dos ruedas y sin motor no merecen la vida. El que paguen un impuesto o no, se queda en el comentario tonto de la semana (seguro que Montoro se ha hecho unas pajillas a su salud…).

Tal vez al otro lado del Canal de la Mancha esto quede como una anécdota o un chiste de mal gusto, pero viendo el comportamiento de los conductores en nuestra tierra patria y escuchando sus comentarios de cafetería, en los que relatan sus hazañas al volante colándose a última hora en un atasco, acosando al que lleven delante, o picándose con el Rosario de la Aurora, la historia me ha resultado más propia de nuestras carreteras; aquí nos transformamos cuando nos ponen un volante entre las manos, pensamos que las normas de circulación hay que aprenderlas sólo para pasar un examen y las recomendaciones de facilitar la vida al resto de conductores son para blanditos (y claro, aquí somos muy machos: mariconadas, las justas…).

Quizás por ello, la tiparraca ésta ha acreditado suficientemente que tiene derecho a ser española. Sr. Rajoy, por favor, otórguele la residencia antes que a otro guiri que venga comprando viviendas de lujo o comprando deuda para especular. Ella, al fin y al cabo, parece tener un perfil típico español. Aunque tampoco sepa cómo se llama su mujer…
Otras locuras del tercero...
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