sábado, 26 de marzo de 2011

Primera parada Japón. ¿Última parada Japón?









Han pasado ya muchos años desde los primeros trabajos realizados por Pierre Curie y su mujer, Marie Sklodowska. Aquellos que les valieron el Premio Nóbel.

Desde entonces la radiactividad ha ido cobrando protagonismo en nuestra sociedad, en nuestro mundo: se utiliza en agricultura, medicina, conservación de restos arqueológicos y obras de arte, hidrología, industria, obtención de energía… Pero el primer estreno a lo grande de ésta energía fue en Japón, gracias a los EEUU, en un tiempo en el que exterminar población civil se denominaba crimen contra la humanidad sí y sólo sí el exterminio lo hacían los ‘malos’.

A partir de entonces la configuración del mundo cambió, y furon precisamente las armas nucleares las que marcaron la escalada armamentística de la segunda mitad del siglo pasado entre las dos potencias mundiales de entonces. Una guerra fría que podía pasar a estado de ebullición en cuestión de minutos. Y fue también entonces cuando se desarrollaron buena parte de las aplicaciones para uso civil mencionadas anteriormente.

Con sus defensores y sus críticos, con el pavor a que uno de los dos gallos del corral  tirara ‘la bomba’, con el miedo a que haya fugas en  una central, o que una de éstas termine siendo blanco de una acción terrorista… Con el problema que supone el almacenaje de los residuos nucleares, con la enorme dependencia de fuentes de energía que exige nuestro modo de vida… Con el riesgo de que un país como Japón tenga un huevo de centrales nucleares en una zona de elevada actividad sísmica…

El de Fukushima no es el primer accidente nuclear, pero está trayendo tanta cola que incluso algunos países hablan ahora de cerrar sus centrales. Cosa que por ahora no me creo, pero ya veremos cuáles son las consecuencias de todo ésto.

Así que id comprándoos unas bicicletas estáticas, acopladles unas buenas dinamos y unos acumuladores tamaño familiar porque imagino que si la cosa va a peor tendremos que fabricarnos la energía eléctrica en casa (mirándolo por el lado positivo nos vamos a quedar como unas sílfides…).




Por cierto, si Marie Curie descubrió el radio… ¿no tendrían los de la SGAE que pagar un canon por hacerse ricos a costa de las emisoras?

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