Seguimos dándole vueltas al canon justo ahora que el Parlamento dice que debe ser eliminado. Es curioso, hace unos años votaron a favor. No puedo creerme que unos diputados serios y afanados en la tarea de legislar para que el país evolucione en la mejor dirección den bandazos. Tal vez porque no son serios. Tal vez porque su interés está en sus partidos, y no en el país.
Y es más curioso todavía que hace un mes el canon estaba vivito y coleando, y que ha tenido que caer el amigo Teddy (amigo de ellos, claro) para cepillárselo. Si el otro no hubiera metido las manos donde no debía, el canon seguiría adelante. Vamos, que la cosa está cogida por los pelos.
Cuenta hoy el 20 Minutos dos opiniones sobre el impuesto de la SGAE. No me gusta la de la Asociación de Internautas, prefiero la de David Bravo.
Los primeros abogan por cobrar el canon en el original para que de esa manera el autor sea remunerado directamente. Espera, espera… que cuando se vende un disco… ¿el autor no cobra por su obra? Eso es lo que no me gusta de la propuesta: que da por hecho que el modelo actual debe persistir, y que deben incrementar los precios para que los autores ganen algo. Vamos, que seguimos dando aire a una industria cultural obsoleta que no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y que encima exprime al que genera el negocio.
David Bravo, en cambio, propone la supresión del canon y cambiar el modelo, consciente de que no se va a terminar con las descargas.
Yo añado que debería ser el Ministerio de Industria y no el de Cultura el que regulase el chiringuito, ya que éste tiene más de ‘Industria’ que de ‘Cultural’.Y que las subvenciones a la cultura deben concederse a lo que sea cultura de verdad, y no a la fabricación en serie… Que con dinero estatal estamos pagando fábricas y no a los creadores de la cultura.
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