jueves, 3 de diciembre de 2009

La chincheta negra

Cuando vivía en casa de mis padres tenía una bandera del Madrid colgada en mi habitación, clavada a la pared con chinchetas. Y hoy hace veinte años le puse una chincheta negra.

Ese día murió Fernando Martín, el mejor pívot que tuvimos durante muchos años en el país. Un tipo serio, que salía enchufado en todos los partidos y que era pura lucha. Me encantaba verle jugar. Y me encantaba verle enfrentarse a Norris, un jugador del Barça con el que los partidos se convertían en verdaderas batallas.

No sé qué más nos habría aportado de no haberse matado en aquel maldito accidente, culpa suya, y en el que se llevó por delante la vida de otra persona. Lo que sí sé es que a veces los que son muy buenos en algo tienen que morir para convertirse en mitos.

¡Prudencia al volante, coño!








Os dejo un comentario de López Iturriaga, otro de los componentes de ese equipo que hizo que me gustara el baloncesto.

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