sábado, 6 de marzo de 2010

Bien de interés cultural (BIC)




Según dice la Wikipedia, un Bien de Interés Cultural es “cualquier inmueble y objeto mueble de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico, que haya sido declarado como tal por la administración competente”.

Vamos, que a tal definición podría acogerse cualquier barrabasada. Por ejemplo, es histórico el hecho de que los hombres defecan para deshacerse de sus deshechos tras hacer la digestión de lo que previamente han ingerido. Quizás lo de histórico es excesivo hablando de cagar (salvo si nos referimos a la gran cagada histórica de Arconada contra Francia en aquella Eurocopa), pero seguramente si hablamos de hacer una exposición pictórica sobre váteres, o sobre un estudio sobre los usos de nuestros congéneres para soltar lastre a lo largo de la historia, o si nos dedicamos a escribir un tratado sobre detritus humanos fosilizados en el Plioceno inferior, o tal vez si analizamos las maneras que tienen para elegir el lugar donde cagar las tribus en lo más profundo del Amazonas desde un punto de vista etnográfico, con rigor científico y utilizando las más afinadas técnicas estadísticas de investigación social, puede que terminemos hablando de un tratado o ciencia declarada Bien de Interés Cultural por algún cretino con salario público superior a los cien mil euros.

La cuestión que me ha hecho enlazar con los excrementos mi tema del día no es otra que la intención de la Excedentísima Señora presidenta de mi Comunidad de declarar Bien de Interés Cultural las corridas de toros. Desconozco cuales son sus intereses económicos (o los de su marido) en este negocio. Puede que la cosa tenga otros tintes y, aprovechando que en Cataluña han elevado el debate antitaurino al parlamento autonómico, en algún caso simplemente por parar una salvajada, en otros sin duda movidos por buscar una diferencia con lo que asocian al Estado, la cuestión es que esta señora se ha colado en medio de una discusión a la que no estaba invitada soltando la perlita de lo de incluir las corridas de toros como BIC. No sé si lo ha dicho para mear en el árbol y, de paso, dejar marcado en él que los madrileños somos los más españolistas de entre los españoles, o simplemente para tocar los huevos en el Parlament, la cuestión es que al leerlo he sentido una perturbación en La Fuerza.

La verdad, si en Cataluña esto lo están haciendo por cuestiones políticas ya pueden comprar litros y litros de Fairy para limpiar a base de bien su pasado taurino (¿acaso la Monumental de Barcelona no ha sido una de las plazas grandes durante muchos años?), pero sea el motivo el que sea me parece cojonudo que se empiecen a tomar este tipo de iniciativas. Y me parece horroroso el que La Señora salga diciendo esas gilipolleces. Porque el toreo quizás merezca su estudio desde un punto de vista histórico o antropológico. Pero de ahí a ponerle medallas culturales al asunto… tal vez Pinochet, Videla, Franco, Hitler o Stalin podrían catalogar sus métodos te tortura como BIC. Al fin y al cabo lo que se le hace a los toros no es muy diferente de algunas de sus prácticas. Claro que quizás lo del interés cultural venga motivado por el ansia de estudiar, desde un punto de vista antropológico-psiquiátrico, el comportamiento sádico del público de tales espectáculos, capaz de emocionarse y disfrutar a costa del sufrimiento de un ser vivo. Lamentable.

Luego vendrán otros hablando de tradición, de lo bien que viven los toros bravos, de la supervivencia de la especie, del paté de oca o de que por qué comemos carne. Por mi, como si se extinguen los toros de lidia. Pero en paz, y no a base de estocadas…



(Y sí, lo de Excedentísima lo he puesto a propósito. Ella sobra, ¿no?)

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