jueves, 3 de septiembre de 2009

Día 10

A medida que vas viendo lugar precioso tras lugar impresionante, es inevitable pensar en que tienes que hacerte rico como sea para poder repetir el viaje, eso sí, de manera más pausada, disfrutando bien cada pueblo, cada bosque, cada campo… y poder quedarte una semana en un sitio que merezca la pena, cuatro días en otro…

Pero mientras eso ocurre tendremos que seguir contentándonos con tan sólo unos días de vacaciones (y gracias).

Esta mañana comenzamos el día parando en Port-Bail. Vemos allí la Iglesia de Notre Dame, del siglo XI, actualmente desacralizada y que se utiliza para albergar exposiciones.

Da pena ver sobre el antiguo altar, entre capas de yeso, antiguos frescos abandonados.

Además pudimos ver en la plaza del pueblo otro monumento a los caídos de las guerras precedentes (la guerra Franco-Prusiana de 1870-1871, y las dos guerras mundiales).

Tras tomarnos una cerveza y comernos unos pasteles (que estaban de muerte) ponemos rumbo al Cap de la Hague. Poco antes de llegar pasamos al lado de unas instalaciones fuertemente custodiadas y de bastante extensión que resultaron pertenecer a una planta de reprocesamiento de combustible nuclear (estaba claro que las vallas electrificadas no era para que no entraran a robar gallinas…).

Hacemos una parada en el puerto de Goury (lugar remoto donde los haya… en el que también encontramos unos aseos públicos… cuanto tenemos que aprender de nuestros vecinos del norte!).

Terminamos ascendiendo hasta la Nez de Jobourg, un acantilado con vistas preciosas sobre el mar. Una pena que el tiempo ese día no acompañara.

Tras bajar de la Nez por una carretera estrechita por la que nos cruzamos con un par de caravanas (¿dónde van, si más adelante no caben!) que hicieron más amena la conducción de M. José (¡que no pasamos los dos a la vez!) terminamos aterrizando en Sainte Mère Eglise, donde apenas tuvimos tiempo de ver la iglesia y el museo situado enfrente dedicado a los paracaidistas que participaron en las operaciones de la toma de Normandía.

No pudimos quedarnos a ver más porque teníamos que salir cagando leches hacia el hotel de Saint Lô, que resultó ser una especie de hotel picadero en un polígono industrial a las afueras de la ciudad, frente al cuartel de bomberos.

3 comentarios:

  1. Menos mal que aquí si que me salvaron (un besazo para mi salvador!!!) porque lo de las caravanas en sentido contrario me quitó por lo menos 5 años de vida.....

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  2. ¿Te los quitó?... o... ¿te los puso?

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  3. Esto es como revivir notre voyage día a día...

    ¡Besos!

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